A una semana de la histórica firma de titularidad, los festejos y la emoción colmaron la escena en el Kuña Piru
“No queremos que nos entiendan, queremos que nos acepten como somos”. De la mano de Eliseo Chamorro, mburuvicha de Ka’aguy Poty, cerraba un encuentro que estuvo cargado de emoción, alegría y festejos para todo el Pueblo Mbya al cumplirse una semana de haber firmado el Título de Propiedad Comunitaria, después de un litigio que duró 22 años con la Universidad Nacional de la Plata por un territorio de 6035 hectáreas en el Valle del Kuña Piru, Misiones.
Si hay algo que distingue a los Mbya es la oralidad y la fuerza de sus palabras, que son atentamente escuchadas por todos cuando alguien se para y conquista el espacio con su voz. Por eso ayer, ancianos, mburuvicha, mujeres y líderes se hicieron eco de la lucha y recordaron el camino que los trajo a este resultado.
Las penurias que atravesaron fueron muchas y variadas; frío, falta de recursos, pero sobre todo desolación al ver que el tiempo pasaba y solamente recibían promesas. Los viajes a La Plata eran largos y siempre volvían con las manos vacías y el pecho dolido, pero nunca bajaron los brazos porque había algo de lo que estaban seguros, y es que eran, son y serán los verdaderos dueños del monte desde y para siempre.
Juan de Dios Castillo, de la Comunidad Ka’aguy Poty y líder Mbya, acompañó la lucha desde sus inicios. Recordó aquellos tiempos de crisis en los que debía dejar a su familia con lo justo para poder ir a pelear por sus derechos. “No hay que tener miedo de batallar por lo que es tuyo, porque esa tierra es de nosotros, de nadie más. Yo siempre pongo a Dios en primer lugar, pero hay que luchar y a veces hay dificultades en el camino. No hay que abandonar. En la cultura está nuestra fuerza espiritual, es importante hablar con los ancianos y saber la historia. Desde ahí empieza la lucha”, expresó.
Además, estuvo presente como autoridad Municipal el Presidente del Concejo Deliberante Carlos Ribeiro Miranda.
En este proceso que duró tantos años, aseguró que nunca hubo apoyo de ninguna entidad estatal, pero sí de otras personas que de buena fe defendieron la causa. En este sentido, una de esas personas fue Joselo Schuap, actual Ministro de Cultura de la provincia, aunque en aquel entonces no tenía relación con la política. Fue quien dispuso de su colectivo -que era utilizado por trabajadores de la cultura- para que, en una oportunidad, pudieran trasladarse a La Plata.
Ayer estuvo presente. “Estas son las cosas que te marcan para toda la vida. No es lo mismo haber estado, que no haber estado. Y hoy estamos acá porque hicimos algo, compartimos algo. La naturaleza tiene un tiempo, hoy muchos ya no están y no vieron la tierra prometida, esos caciques y líderes que ya no están…” dijo y la emoción le ganó.
Recordó también el aporte de Rodolfo Cesatti, un realizador audiovisual que viajó a Misiones y emprendió el viaje desde Aristóbulo del Valle hasta La Plata, para registrar todo esto en una película llamada “Jurua, hombres de hierro”.
“El jurua siempre intenta ponerle precio a las hectáreas, pero no tenemos dimensión de lo que vale para ellos. No sirve fraccionado, no sirve un alambrado, no sirve un pedacito, lo que sirve es lo que pasó: la totalidad. Y ahora a laburar para recuperar lo que falta”, reflexionó Schuap.
Quien también estuvo presente fue Mario Borjas, líder de la Organización Tradicional Mbya, Aty Ñeychyrõ, quien aseguró que “es un orgullo llegar hasta acá y ver a mis hermanos recibiendo el título de propiedad, que es para nosotros un paso muy importante. La lucha sigue porque hay Comunidades que están sufriendo con los intrusos que los molestan”.
Sobre el acompañamiento de EMiPA, Eliseo Chamorro afirmó: “Muchos decían que los de EMiPA-ENDEPA nos mentían, pero los Mbya tenemos una capacidad, que es la de conocer el corazón de las personas y por eso confiamos”.
Seguidamente, en representación del Equipo Misiones de Pastoral Aborigen (EMiPA), las palabras de Vasco Baigorri fueron: “No creían que las Comunidades iban a ganar, todo Aristóbulo del Valle estaba permanentemente parado en frente y diciendo ‘donde están los papeles’. Bueno, ahí están. Han demostrado que con unión se logran las cosas. Hay más luchas por delante, incluso en este mismo territorio”.
El encuentro cerró con música y danza. Con sus tradicionales instrumentos rítmicos le pusieron alegría al momento danzando el tangara, danza ancestral Mbya que sigue viva y hace encender los corazones de alegría.
De: EMIPA (Equipo Misiones de Pastoral Aborigen)