Por Rulo Bregagnolo. Miembro del Grupo Ecologista Cuña Pirú y Frente Ciudadano Ambiental Kaapuera. Misiones. Argentina.

Poco antes de 1972, algunas personas en el Mundo manifestaban el alerta por los posibles daños ambientales generados por la humanidad. Esta cuestión comenzaba a deletrearse en las agendas de “preocupaciones” gubernamentales en la Primer Conferencia de las Naciones Unidas sobre el “medio” ambiente, realizada en Estocolmo, Suecia, ese año.

20 años después, en Río de Janeiro, luego 2002 en Johanesburgo, de nuevo Río+20 y en medio un sin fin de reuniones de Partes, Conferencias, Cumbres, Convenciones relacionadas al Ambiente y al Clima últimamente. Es decir: se ha hablado, manifestado, estudiado y firmado hasta el hartazgo cuanto y tanto compromiso debería hacerse en cada una de ellas para que la destrucción no llegue a su término. Bien, pasaron 51 años de aquello y estamos con aumentos de temperatura global y ante un panorama oscuro.

Perón en al Carta a los Pueblos, Fidel en una de sus Conferencias, Nelson Mandela, la Madre Teresa, Jacques Cousteau, el Pepe Mujica, entre otros tantos, manifestaron sus alertas.

A ver, si no estoy mal informado y la realidad no me miente, noto que estamos muy jodidos. Si no se hubiesen concretado este sinnúmero de reuniones en el Mundo, gastado inmensidad de dinero en la realización y traslado de tantos funcionarios a distintos lugares, contaminando en vuelos, movilidad y residuos generados, entre otras cuestiones, estaríamos peor o mejor?.

Seamos optimistas: pensemos que todo esto sirvió para que la Sociedad, por ósmosis los gobiernos, comiencen a comprender que la situación ambiental no estaba siendo broma, que el tema es delicado y las consecuencias nefastas, ya anunciadas hace más de 50 años en el documento “Los límites del crecimiento” (Donella Meadows y otros), en 1992 “Más allá de los límites del crecimiento”, en 2004 “Los límites del crecimiento 30 años después” y en 2012 “los límites del crecimiento en un mundo finito”.

Actualmente hay mayor sensibilización respecto a los problemas que la humanidad ha generado al Ambiente, la Casa Común. Las redes sociales, la conectividad, productos de la gran tecnología contaminante y destructiva de bienes naturales (no hay que olvidar de dónde vienen los dispositivos para esto), han permitido que cualquiera que tenga un celular pueda tener acceso a la información -aunque no toda porque sino estaríamos en igualdad de condiciones y eso no conviene al sistema perverso de “desinformación”- de lo que sucede al instante en cualquier lugar del Planeta, lo bueno y lo malo.

Tengo la sensación de que esta sensibilización está casi vacía de acción. ¿La preocupación y ocupación por la problemática ambiental es real por parte de la Sociedad? Estoy seguro que sí más que los gobiernos, pero no lo suficiente.

La existencia de la virtualidad ambiental aún no tengo clara si es buena o no. Aunque se previenen y se conocen hechos al instante, desde un teclado no se planta un árbol, no se salva un animal, no se mueven decisiones de un gobierno. En las calles y plazas sí. Con una pala y semillas o plantines sí se logran los cambios y por supuesto SÍ con decisiones políticas coherentes y amigables con el Ambiente. En nuestra Provincia no las estoy viendo, mucho menos en nuestro País, ni en los del Cono Sur, en los que tenemos firmados y ratificados todos los Acuerdos, hasta compromisos en algunas Constituciones, pero sigue mandando el mercado y las deudas de campaña a los que mueven increíbles sumas de dinero, a veces más que el propio PBI de un País y a cambio nos llevan el oro, el cobre, el litio, el petróleo, el Agua. Inmoral por cierto.

Queremos cambios reales?

El informe Brundlant, también conocido como “Nuestro Futuro Común”, es publicado en 1987 para las Naciones Unidas. Plantea un contraste entre el modelo de desarrollo económico actual y el de la “sustentabilidad” ambiental. Fue liderado por la ex primera ministra noruega Gro H. Brundlant y el contenido analiza, critica y replantea las políticas de desarrollo económico globalizador, en la que reconoce que este esquema tiene un costo socioambiental muy alto. Aquí por primera vez, se se utilizó oficialmente el término “desarrollo sostenible” que plantea como “aquel que satisface las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer la de las futuras generaciones”.

Claramente estamos errando el camino. Este “modelo” de economías, acuerdos comerciales y propuestas de “progreso”, nos están llevando a profundizar la mayor crisis planetaria que jamás hayamos imaginado y hasta algunos tomadores de decisión no se han dado cuenta (o no quieren hacerlo): estamos ante una crisis civilizatoria sin precedentes. Este “modelo” ha destruido y dañado el ambiente en 100 años más que en toda la historia de la Humanidad. La realidad lo muestra!. Seguimos cortando la rama donde estamos parados? Seguimos acelerando sabiendo que el precipicio está a la vuelta de la curva?, seguimos con la cabeza bajo el agua si nos estamos ahogando?, seguimos talando selva cuando sabemos que ahí está nuestro presente con el Oxígeno, los alimentos, el Agua, el saber ancestral, la farmacia?.

Qué nos pasa Gente? Qué más necesitamos preguntarnos para darnos cuenta que debemos parar? Que los lujos son materia prima consumida que necesitan otros, que debemos cambiar hábitos de consumo, alimentarnos con lo natural, evitar plásticos, entender que lo hermoso no está en el envoltorio sino el contenido del presente. La desigualdad social es cada vez mayor y hay una inmensa mayoría que cree que vivir bien es comerse todo lo que hay en una góndola y que lo único “sabroso” es lo que ofrece un supermercado. Es tiempo de aplicar el ingenio, de ser austeros y entender que el valor no está en lo que se tiene puesto o lleva encima, sino en lo que se es en una sociedad vaciada de valores, justamente por la perversidad que estos “modelos” de economía y “desarrollo” nos ha taladrado haciéndonos creer que todo lo bueno es rápido, brillante y hasta sabroso.

Urge cambiar el esquema de Vida, en lo personal y desde los Pueblos hacia los Gobiernos. Hay una Familia Agraria que produce alimentos en una tierra usurpada por el pino subsidiado y otros monocultivos que no se comen, aún así, nuestra Capital Nacional de la Biodiversidad debe importar el 70% de los alimentos para los Misioneros. Increíble. Aún así, nuestros Ríos y Arroyos sienten en sus correderas la amenaza de las grandes hidroeléctricas en nombre de un “progreso” que en la piel se siente no nos favorece, sino hoy no habría un solo productor del interior preocupado por el agua para producir sus alimentos.

Es tiempo de accionar. Las etiquetas negras, exagonales nos dicen que nos venden porquerías que deterioran nuestra salud, empecemos por evitar comprarlas, empecemos a saborear los jugos de nuestras frutas y no gaseosas con fórmulas secretas que llevan ganancias a otros lugares a los que no les importamos.

Activate, la Vida debe continuar con Vida!.